en este tiempo de Adviento renuevo mi deseo de Ti, de tu presencia en mi vida y la de otros. Renuevo el deseo de que tu Paz y tu Gracia alumbren y den vida a mi corazón y de que cuando llegues me encuentre en ese camino que quieres para mí.
Por eso en este segundo domingo se nos recuerda esa preparación para que Tu puedas llegar y habitarme. Necesito pues abrirme cada día a tu novedad, a la novedad de tu Palabra y tu mensaje. A poner mi vida en juego por Ti. A la necesidad de conversión y cambio interior. Por eso hoy es bueno que me pregunte qué me falta en mi vida cristiana para acercarme más a Ti y qué me sobra. Porque sólo Dios basta, solamente Tú puedes llenar todas mis expectativas.
Pienso también hoy en los que fueron señal para mí, los que me pasaron el testigo de la fe y que con su testimonio me llevaron hacia Ti, pienso en todos esos Juan el Bautista que me anunciaron quién estaba detrás de su felicidad y su gozo. Y pienso que yo también puedo ser señal para otros, anuncio de tu Buena Noticia.
Feliz semana y un abrazo, Paco
Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 1-8
Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías:
«Yo envío a mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino;
voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
enderezad sus senderos”».
Se presentó Juan en el desierto bautizando y predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Acudía a él toda la región de Judea y toda la gente de Jerusalén. Él los bautizaba en el río Jordán y confesaban sus pecados.
Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».