El domingo de la oración 17 TO ciclo C

El domingo de la oración 17 TO ciclo C

“Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino..”

Buenas,
este domingo el Evangelio nos recuerda que la oración debe ser la base de nuestra vida en Cristo Jesús y de nuestra petición al Padre para que el Espíritu Santo venga a nuestra vida y la transforme.
La oración es la base de la comunicación con Dios. Como decía Santa Teresa “trato de amistad con quien sabemos que nos ama” y verdadero diálogo de amor donde nos abandonamos ante Dios. Es espacio para la intimidad, la escucha interior a lo que Dios tiene que decirme, atención al pálpito interior por el que el Señor me habla.
La oración me permite encontrarme conmigo mismo, con los demás y con Dios. No es un tiempo estéril o extra, sino el tiempo más necesario para dar sentido a lo que hago y saber a dónde voy.
El Señor a la pregunta de sus discípulos sobre cómo orar, les enseña la oración del Padre Nuestro. En ella se apunta lo que pedir principalmente al Padre: que se haga su voluntad en nuestra vida, que venga a nosotros su vida y su Reino, que nos aleje de la tentación que nos haga alejarnos de El, de los dones recibidos y lo esencial de nosotros.
En la oración para que sea efectiva, hay que partir de la humildad, del reconocimiento de nuestros límites y nuestra necesidad de perdón y poner toda nuestra confianza en El porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; al que llama, se le abre.
Busquemos espacios y tiempo para la oración en nuestra vida, para esa necesaria intimidad con El. Que el activismo, las prisas y las ocupaciones no nos quiten el inmenso regalo de la oración.
Feliz semana y un abrazo,
Paco

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-13):

UNA vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”».
Y les dijo:
«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:
“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde:
“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».

Palabra del Señor