El domingo de la Divina Misericordia 2º Pascua ciclo B

El domingo de la Divina Misericordia 2º Pascua ciclo B

Buenas,
iniciamos este tiempo pascual con la presencia del Señor Resucitado en medio de sus discípulos. También Jesús hoy se hace presente en medio de la vida de cada uno pero no lo vemos, nos habla y no lo escuchamos. Los discípulos estaban con miedo y con las puertas cerradas.Cuántas veces cerramos nosotros también nuestras puertas por miedo, cuántas veces preferimos estar en nuestra zona de confort sin abrir nuestra mirada para descubrirlo en las personas y acontecimientos de nuestra vida o en nuestro propio interior. Cuántas miradas desconfiadas, cuántos prejuicios tenemos que cierran las puertas de nuestra vida a la presencia de Jesús Resucitado.
Tomás nos representa en nuestra incredulidad. Si no lo veo, no lo creo,si no meto la mano en su costado y en los agujeros de sus manos…Es el escepticismo en el que nos movemos y se mueve nuestro mundo y así nos va alejados de la paz verdadera, de la fuente del amor y del perdón, de la base de la felicidad. Dichosos los que creen sin haber visto.
Es el gran poder de la fe. Porque con la fe, los discípulos quedan transformados, sus vidas cambian por completo y es que el Señor nos capacita, nos llena y nos transforma con su paz: «La Paz sea con vosotros». A partir de ese momento, todo lo ponen en común, comparten sus vidas y construyen ese germen de la primitiva Iglesia, de las primeras comunidades cristianas narradas en los Hechos de los Apóstoles.
«Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo»
También el Señor actúa plenamente en nuestras vidas y si tenemos fe lo podemos vivir y comprobar, notar cómo nos cambia, nos da su Espíritu y nos fortalece y consuela.
FELIZ PASCUA, feliz semana.
Un abrazo, Paco

 
Jn 20,19-31. Creer es un acto de confianza que te permite ver una realidad distinta. Creer es mirar como Dios mira.
EVANGELIO
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos.
Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegria al ver al Señor.
Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.»
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús.
Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»
Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.»
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos.
Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.»
Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.»
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!»
Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.»
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor